jueves, 18 de noviembre de 2010

Y ACONTECIÓ que un hombre abrumado...

Foto textógrafos

Algunas veces, las segundas partes consiguen superar las primeras. Cuando se capitalizan la experiencia y la inquietud surgen muestras tan eclécticas como ésta, donde las palabras surgen in praesentia de imágenes que evocan o invocan momentos que de algún modo, a través de la fotografía primero, y del discurso después, abren para siempre un sitio preferencial en la memoria.
El Centro de escritores de General Roca y el Grupo de fotógrafos + imagen conformaron este nuevo proyecto que se refleja en la muestra Foto textógrafos. A partir de las fotografías propuestas se conjugaron estas obras que se expresan en un lenguaje múltiple y multiforme entre la palabra y la imagen.
Cada obra supone escritores/lectores y fotógrafos/espectadores; pero sólo se vuelve concreta e imaginaria a la vez en el diálogo imprescindible y fluido de estos actores. Porque sólo hay arte, enseñó Jean Paul Sartre, por y para los demás.

La muestra puede verse en Casa de La Cultura. Esta es la obra que presento junto con un poema de Alejo Stopansky



"Y ACONTECIÓ que un hombre abrumado erraba lamentándose por aquello que había hecho; un hombre que teme ser juzgado más allá de su saber para juzgar;
Mas no consiente los hechos que le llevan al tiempo en que nos señaló el sino de los hombres y luego á la ocasión en que una bolsa le dejó oír las ofrecidas treinta piezas de plata.
Y después al unánime cenáculo donde nos anunció su postrer infamia; y así al fragmento de un rostro y a las palabras del Maestro que se demoran en la indubitable noche.
Y recordando todo eso quiere reparar el hecho y arrojó las estrictas monedas y pasa la noche que lo acaba en llantos y burlas;
caminó despacio primero; prestamente más tarde, llega á tambalear e intenta reponerse, dándose ánimo.
Y en lo alto divisa un monte donde un árbol ruinoso diónos más temor aún;
subió, le temblaban las manos; con las fuerzas que le quedan hace un lazo que cree lo salvará por siempre; le falta el aire, su alma está presa de padecimiento, su cuello lo oprime;
mas el débil tronco rinde al deber y deja caer el cuerpo que con su cabeza encuentra el filo de un pedrusco hasta regar el campo de sangre; de allí que muchos le confundieran con sus vísceras.
Y desde este lugar, antes de perecer, pudo apreciar la tibieza del sol de esa tarde, las desairadas sombras de los vástagos que le graban la cara; es ésta la última evocación que tuvo quien fue sucedido por Matías."

Fotografía: Juan Carlos Pell
Texto: Alejo Stopansky

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